jueves, 19 de marzo de 2009

LUIS ALTOSER


Birmandreis, 1918 - París, 1990) Filósofo francés. Está considerado, junto con Lévy-Strauss y Lacan, uno de los representantes más destacados del estructuralismo francés en lo que se refiere al análisis de las ciencias humanas, aunque siempre negó estar vinculado a dicha corriente. Marxista convencido, se propuso hacer una lectura fiel de Karl Marx a partir de la sistemática estructural, y hacer una clara distinción entre el "primer" Marx y el "último" Marx.

Miembro de una familia de colonos franceses asentados en Argelia, cursó estudios de primaria en Argel, y después marchó a Francia para continuar los de secundaria en Marsella y Lyon. Se licenció en Filosofía y Letras en la prestigiosa École Normale Supérieure de París. El estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso un parón importante en su evolución intelectual, puesto que padeció cinco largos años de cautiverio en Alemania prisionero de los nazis por ser un miembro destacado de la Resistencia francesa. Una vez finalizado el conflicto, Althusser se afilió al Partido Comunista Francés (PCF) e ingresó, en 1948, en la École Normale Supérieure como profesor titular de Filosofía.

Situado siempre fuera de la disciplina ideológica marcada por el partido, Althusser comenzó a publicar una serie de trabajos en los que proponía una renovación radical de la teoría marxista. Su primera obra, que empezó a aportarle fama de heterodoxo dentro del mundo intelectual del marxismo, fue Montesquieu, la política y la historia, de 1950. Quince años más tarde, en 1965, vio la luz la que posiblemente sea su obra más polémica e importante, Por Marx, una recopilación de ensayos publicados entre 1960 y 1964 en varias revistas del género, en su mayor parte en La Pensée.

En dicho libro, Althusser no escatima críticas ni dureza a la hora de acusar al PCF de insuficiencia teórica, así como de una serie de errores ideológicos. Althusser propuso en la obra una necesaria reelaboración de la filosofía marxista, teniendo en cuenta que para ello no bastaba con atenerse a la letra de las obras clásicas del marxismo. Sostenía que las obras juveniles de Marx, influidas por el pensamiento de Hegel y Feuerbach, no son en sí mismas plenamente "marxistas". Para demostrarlo, Althusser no tuvo inconveniente alguno en apoyarse en escritos de autores no marxistas, tales como Freud, Lacan, Bachelard y Lévi-Strauss.

En esta nueva interpretación de Marx, Althusser no se ciñó solamente a problemas filosóficos, sino que ahondó también en cuestiones puramente políticas, tal como hizo al atacar a la clase dirigente del PCF, con su secretario general Roger Garaudy como blanco continuo de sus diatribas, al que acusó públicamente de buscar el apoyo teórico en las obras juveniles de Marx para establecer un diálogo con ciertos sectores intelectuales del catolicismo y protestantismo francés. Como es lógico, las ideas aportadas por Althusser encontraron fuertes censuras en el seno del PCF, aunque también contó con una legión de admiradores y defensores, sobre todo dentro de los ámbitos universitarios franceses, a cuyos jóvenes Althusser no dejó de animar para que manifestaran su repulsa contra la dirección ejecutiva del PCF.
Con la obra colectiva Para leer "El Capital" (Lire le Capital, 1965), escrita en colaboración con Balibar, Rancière y Macheray, se convirtió en el portavoz de una particular "lectura" del pensamiento de Marx, claramente antihistoricista o antihumanista y que tiende a mostrar que el análisis de El Capital, cuando se realiza a través de un modelo de tipo estructural que ve en el modo de producción capitalista un sistema totalizador de relaciones, es científico. De este modo se involucraba, desde un tono polémico, en el debate del marxismo occidental contemporáneo, reivindicando la prioridad de las obras maduras de Marx sobre sus escritos juveniles, a su juicio todavía escasamente científico y poco consciente del método estructural, y oponiéndose a una amplia corriente del pensamiento que basaba su interpretación precisamente en sus obras juveniles.

A partir de esta obra, su línea de investigación filosófica siguió orientada hacia la demostración de que la producción marxista era superadora del humanismo, asumiendo la dimensión de una auténtica "teoría científica" que abarcaba todas las facetas del devenir. En esa tendencia se inscribieron sus últimas producciones de peso: Lenin y la filosofía (1969), Respuesta a John Lewis (1973) y Elementos de autocrítica (1974). En Elementos de autocrítica pone en cuestión su anterior teoricismo, aproximándose a la temática de Gramsci, y revalorizando, como ya se advierte en Respuesta a John Lewis, la noción de práctica política. Aunque él mismo se había erigido en el principal crítico de las tendencias economicistas, humanistas y eurocomunistas que afloraban en el ámbito del comunismo internacional de aquellos momentos, en todas estas obras se puede advertir una total identificación con el leninismo más radical, lo que le creó serias dificultades con la ortodoxia estalinista imperante dentro del PCF.

Su radicalismo impregnó a gran parte de las juventudes revolucionarias de la década de 1960, bastante críticas con los revisionismos e incluso con las teorías que abogaban por la coexistencia pacífica entre el capitalismo y el comunismo. Uno de los discípulos suyos más aventajados fue el estudiante universitario camboyano Saloth Sar, tristemente conocido después, a partir de 1973, con el nombre de Pol Pot, primer ministro de su país entre los años 1976 y 1979, y promotor de brutales cambios sociales que causaron la muerte de centenares de miles de personas en la llamada Revolución de los Jemeres Rojos. El cambio en la dinámica de las relaciones internacionales en el último tercio de la década de 1970 y la progresiva disminución de las tensiones generadas por la Guerra Fría desde el final de la Segunda Guerra Mundial condicionó considerablemente la influencia de Althusser en los medios universitarios. En su última obra, Lo que no puede durar en el PCF (1978), Althusser trató la grave crisis de identidad que padecía el partido, junto con el PCI (Partido Comunista de Italia), uno de los más influyentes en Europa.

En noviembre de 1908, tras un período de inactividad de tres años alejado de la primera plana política y social de su país, su nombre apareció en los titulares de la prensa de todo el mundo por haber matado a su mujer durante un ataque de enajenación mental. Considerado por las autoridades médicas que le trataron como un enfermo mental, Althusser fue recluido en varios establecimientos psiquiátricos, donde permaneció hasta su muerte, ocurrida como consecuencia de una embolia cerebral irreversible.

Filósofo francés nacido en la ciudad de Birmandréis, un barrio de Argel en la actualidad. De padre alsaciano, hizo sus primeros estudios en Argel y el bachillerato en Marsella, dónde llegó a ser catedrático en el Collège de France. Con 18 años llega a Lyon e ingresa en el Lycée du Parc, siendo alumno del filósofo Jean Guitton. Por entonces era un fervoroso católico y militante de la Jeunesse Etudiante Chrétienne. Luego ingresó en la prestigiosa École Normale Supérieure en París, de la que sólo iba a arrancarle la locura. En 1939 cae prisionero por los alemanes en Vannes y pasa cinco años en un campo de concentración, pero termina internado en un psiquiátrico en 1947, tras haber dado signos de desequilibrio mental después de su cautiverio. Es el primero de una veintena de internaciones más. En 1948 terminó sus estudios en la École Normale con el título de agregado de filosofía y se afilió al partido Comunista Francés. Por esa época era asimismo discípulo del epistemólogo Gaston Bachelard. El reconocimiento internacional le llegó tras la publicación de La revolución teórica de Marx (1965), seguida de Para leer El Capital en ese mismo año. En estos escritos cuestionó la interpretación dominante del marxismo, relacionada con temas humanistas y hegelianos. Frente a esta concepción, propuso una lectura del marxismo en términos estructuralistas. Trabó una profunda amistad con Michel Foucault, al que influyó en su afiliación al partido comunista. Althusser fue esencialmente un duro ideológico, que desafíó la suavidad política e intelectual de su alrededor. Los últimos años de su vida padeció de inestabilidad mental, lo que le llevó a asesinar a su esposa en 1980. En sus últimos años era habitual verlo asistir, con su inseparable impermeable y su habitual gorra, a los entierros de otros amigos filósofos que habían tenido un final trágico como el que él mismo tendría. Murió en 1990 a los 72 años de una deficiencia cardíaca en el centro psiquiátrico de La Verrière (Francia).


Este trabajo se inició meses antes de la muerte biológica de Louis Althusser en 1990 y como homenaje a su papel determinante en el pensamiento y en la acción de toda una generación. Ensayos posteriores, mucho más elaborados y sobre todo, mejor autorizados, así como sus dos textos autobiográficos reunidos en un solo volumen bajo el título "El porvenir es largo", han convertido lo que sigue en una reliquia de factura casi escolar, cargada sin embargo de una profunda admiración hacia cierta época. Aquella que, sin resultar exagerado - o quizá sí -, merecería llevar su nombre propio, Louis Althusser.

Nada de lo que sigue es de mi propiedad como nada de lo que hay es de nadie; nada es original, como sólo Dios sabe. Es el resultado sin duda fracasado de reunir en un solo texto ensartado por la pura fecha, cuanto tuvo que ver con el nombre propio Althusser. Incurre desde luego en el error humanista, como todo intento biográfico. Más si el concepto de círculo no es circular ¿por qué mi acercamiento al sujeto-pensamiento Althusser habría de ser "althusseriano"?

Junto a los grandes y graves apartados clásicos de vida, obra, opiniones, que aparecen en toda biografía que se precie, he situado el microcosmos de objetos in-significantes (el geranio del alféizar y el tabaco negro) y las anécdotas tontas, banales (el regateo y compra de cerámica en Barcelona) que han tenido (por) sujeto como cruel realidad a Althusser. No he proyectado un ensayo del aporte suyo ni una divulgación de su esperada verdad. Renuncié a todo cometido de valor: aposté por un divertimento en torno a personas, época, colores, formas e imágenes, en fin, superficie sin fondo ni contornos. Puro adorno. Entre esos objetos destaca la UJCml, y la exagerada amplitud que se dedica aquí a su génesis y comienzos responde a la consideración de que esa organización representó la prolongación biográfica - casi corpórea- en otros, del mecanismo Althusser.

Y puesto que la insuficiencia de datos me impidieron en su día elaborar con (sufi)ciencia una auténtica biografía, me conformé o me habría conformado de haber finalizado con seriedad mi experimento, con describir ciertas "atmósferas": la de la intelectualidad parisina en los 50 y 60; la de la ENS de Ulm; la de cierta juventud "inmadura" para hacer su mayo, pero sí su proyecto de partido: la UJCml; la de una utopía teórica que consistió en relacionar con todo el peso del rigor, filosofía, ciencia y política; la de la efervescencia generada en torno a las potentes revistas teóricas de entonces, como La Pensée o Tel Quel.

El otro es el placentero libro sobre Foucault de Eribon, ese poeta de la mirada que logra con aparente facilidad y felicidad construir libros bellos. Así como aquel me proporcionó datos que hacían ver que jamás podría haberlos obtenido por mis medios, quizá porque nada tenían que ver con su texto y sí con los mil testigos del "viejo Alt" - por ejemplo, los polvorones que llevaba Guitton a Althusser -, este otro libro, el de Eribon, "pisoteó" la intención larvada de mi proyecto: el decir de un entramado de nombres y enseñanzas intelectuales en la Francia de posguerra que en torno a instituciones como la ENS de la rue d'Ulm o el Collège de France, sobre líneas de fuerza del pensamiento, confluyen en ciertos nombres propios de mi confesada querencia: Althusser pero también, Lacan, Barthes, Derruida, Deleuze y la síntesis, Foucault.

Eribon lo ha conseguido. Logra transmitir la atmósfera, casi el aroma de esa época a la que me refiero. Y yo me descubro. Acepto mi derrota sólo disculpable al entender que nada había sido escrito antes; que nadie había recuperado la última época de existencia de titanes... los titanes del pensar. Tras la lectura de sus páginas iniciales fue honrado abandonar mi propósito de biografiar a Althusser y, al margen de recopilar como amanuense todo lo que se dijera de él, utilizar el material como homenaje en algún trabajo de (im)pura iconografía y en términos de juego y de puro gasto.

Ahora se intenta con esta muestra, más que erudición, otro juego. Si toda biografía no es nada más que eso, un juego, pretendo involucrar en él al mayor número de sujetos. Es cierto que la imagen a reconstruir no es indiferente, no se trata desde luego de un bonito campo de tulipanes encolumnado entre molinos de viento, es la faz resquebrajada y hecha añicos de quien tan mal se estimó y que en un esfuerzo de esconderse en el imaginario, hizo de su autobiografía un ejercicio de despedazamiento.

Propongo pues un puzzle "sine fine et sine causa" y sin ánimo hagiográfico, sino monstruoso: unir todas las partes que le fueron ajenas al propio Althusser (y por tanto quedaron fuera de su imperio autodestructivo) para ver de qué otra manera es posible recomponer un sujeto-pensamiento-sujeto que, bien sabrá también Dios cómo, tuvo que ver con el acontecer durante los primeros años de la década de los sesenta.

Interpelo a quienes lean estas páginas para que intervengan, para que aporten datos, fobias, imágenes - sobre todo imágenes. Yo mismo me dedicaré a colgar cada cierto tiempo un adorno más -, esquemas, otros experimentos personales o humildes opiniones, no con animo de cambiar el mundo - bien sabe por fin Dios que por el momento ya no es posible -, sino para recomponer un bello campo de tulipanes....

lunes, 16 de marzo de 2009

TALCOTT PARSONS

(Colorado Springs, 1902 - Múnich, 1979) Sociólogo estadounidense cuya contribución más notable fue la difusión del concepto de "Acción Social". Tras licenciarse en el Amherst College de Massachusetts (1926), se trasladó a Europa, donde amplió estudios en la London School of Economics y en la Universidad de Heidelberg, en la que recibió el doctorado en 1927 con una tesis sobre el origen del capitalismo en la obra de Max Weber.

Comenzó a impartir clases de economía en la Universidad de Harvard; en 1931 pasó a enseñar sociología, y en 1944 obtuvo finalmente la cátedra de dicha disciplina en Harvard, donde entre 1946 y 1956 fue jefe del nuevo Departamento de Relaciones Sociales. Después de abandonar Harvard, dio clases durante tres años en la Universidad de Pensilvania como profesor visitante.
Junto a Merton, Talcott Parsons fue el más influyente representante del funcionalismo sociológico. Encuadrado inicialmente dentro de la teoría de la acción social, adoptó el funcionalismo desarrollando una teoría sistemática del comportamiento humano basado en el principio de la voluntariedad. En este contexto, Parsons propició la psicología dinámica moderna y la profundización del análisis comparativo de las estructuras sociales de Durkheim y Malinowski, y el método para el estudio comparativo de instituciones sociales de Weber.

Desde un análisis estructural-funcional y recogiendo la tradición teórica de autores europeos como Pareto, Marshall, Durkheim y el propio Weber, Parsons expuso en su más importante obra, La estructura de la acción social (1937), la "Teoría de la Acción" tal como él la concebía. El elemento más original expuesto en ella es el concepto de "acto unidad", formado por cuatro componentes: un actor, un fin, una acción -dividida a su vez en intelectual, expresiva, moral e instrumental- y unas normas y valores que determinan los tres anteriores; el objetivo es obtener de sus acciones el máximo de gratificación y el mínimo de privación, influido además por un complejo sistema de pautas variables y dimensiones interdependientes.
Parsons es una figura muy polémica dentro del campo del pensamiento social. Se discute mucho el sentido de varios aspectos de su obra. No se expresa con claridad; a decir verdad, es enredado y confuso; su sistema no está empíricamente fundamentado (aunque pretende estar referido al mundo empírico) y no está, por lo tanto, realmente abierto a la convalidación por otros investigadores. El paradigma de Parsons es un sistema inacabado, aún abierto a continuas revisiones. Para dar una primera idea, podemos decir que Parsons ha hecho aportes polémicos pero valiosos a la teoría sociológica, desde un punto de vista estructural-funcionalista, privilegiando los aspectos estáticos de la realidad social respecto de los aspectos dinámicos, de cambio y de conflicto. En una visión más profunda, el pensamiento de Parsons es complejo, nada fácil de aferrar en una síntesis. Cabe recordar en su descargo que la realidad a la que refiere sus trabajos es en sí misma sumamente compleja.

Puede decirse, por ejemplo, que Parsons intenta combinar el positivismo decimonónico de Wilfredo Pareto, la perspectiva histórica de Max Weber y el subjetivismo e idealismo filosóficos de los historiadores y sociólogos alemanes de los siglos XIX y XX, para crear un modelo o "tipo ideal" de sociedad humana, que sirva de base a un sistema explicativo general, de carácter axiomático o deductivo. En esto, Parsons se muestra inmune a la influencia de los modernos planteos epistemológicos, según los cuales su objetivo es inalcanzable. Es claramente reconocible en la obra de Parsons la influencia de su temprana afición a la mecánica newtoniana, de la que tomó muchas analogías, metáforas y ejemplos. En nuestros tiempos, la mecánica newtoniana ya no es considerada como una forma ideal y ni siquiera adecuada de explicación científica, pero Parsons persiste en ese camino en muchos aspectos de su obra.

En los libros de sociología de Parsons es perceptible la influencia de Hegel, en el que se inspira para solucionar el problema que plantea en la dinámica sociológica la libertad individual. En el dilema determinismo-voluntarismo opta por este último, pero luego lo vacía prácticamente de contenido al definir a la libertad como "conducta acorde con las necesidades colectivas". En el planteo hegeliano, la libertad se logra por interiorización de las normas orientadas hacia las exigencias de la colectividad. Esa síntesis hegeliana concuerda con la noción parsoniana de "acto social". Parsons también tiene una gran deuda con Hobbes. El sistema parsoniano está fuertemente orientado hacia el orden y la estabilidad. Parsons supone que los instrumentos primarios para mantener el orden son las estructuras normativas interiorizadas, producidas por la sociedad y asimiladas por los individuos. Está obligado, pues, a aceptar que todo cambio, todo conflicto, es perturbador y disfuncional. En ello se basa la acusación de mantener una velada colusión con la ideología conservadora, que con frecuencia se ha hecho a su sistema científico.

Parsons procura ubicar cuáles son los elementos de la sociedad que contribuyen al mantenimiento del orden, y concentra su atención en ellos. Hay en esta actitud una evidente parcialidad, cuya consecuencia es la disolución del individuo en un conjunto de "relaciones con otros". Aquí resulta claramente visible el paralelismo entre Parsons y Hobbes. Parsons ha evidenciado siempre gran interés por el estudio de la Economía, de la que provienen muchos de sus paralelismos conceptuales. El "acto social" de Parsons presenta gran similitud con una transacción económica: el "actor" recuerda fuertemente al conjunto de demandas de una unidad económica en un mercado libre...Parsons concibe a la interacción humana como un calco de la interacción económica, y la estabilidad social es prácticamente una trasposición al plano general de la sociedad de la estabilidad económica.

La parte principal de la estructura conceptual de Parsons proviene de Pareto y de Weber. Su originalidad no reside en los conceptos sino en la manera de seleccionarlos y de combinarlos. De Weber tomó, entre otros, el concepto de "Verstehen", entendido como "definición de la situación según la percepción subjetiva del actor"; y la idea de "conducta social" como "orientación recíproca de los individuos y los grupos". Estos elementos, tomados en el contexto del indeterminismo weberiano, proporcionaron a Parsons la definición de un concepto clave: el de "acción social significativa": una interacción entre dos o más personas, que incluye la motivación o intención de todas las partes intervinientes y no es una simple acción refleja.

Parsons tomó también, como ya dijimos, muchos conceptos de Pareto, en primer lugar, la noción central de "sistema" entendido como "conjunto de elementos funcionalmente interdependientes". También proviene de Pareto la noción de sociedad como "instrumento de adaptación social" y la finalidad que le asigna a la investigación social: "la construcción de una teoría funcional general que explique la estabilidad del sistema social".

La "deuda" de Parsons con Pareto abarca también varios otros conceptos: - Los "requisitos funcionales", o sea las condiciones necesarias para que el funcionamiento social tenga continuidad; - los "residuos", o sea las fuerzas subyacentes a la conducta; esos "sentimientos interiorizados de valoración" que son la base de la explicación de la estabilidad; - el interés prioritario por la acción irracional antes que por la racional; - la diferenciación entre utilidad individual y utilidad social; - la preocupación marcadamente prioritaria por el orden y la estabilidad, considerados como emergentes de una combinación de mecanismos sociales y de sentimientos interiorizados por los individuos; - la atención preferente que se le dedica al proceso de socialización, ubicado principalmente en la familia. Parsons afirma haber sido muy influido por Freud, pero de la lectura de sus textos surge la impresión de que la interpretación parsoniana de Freud es muy forzada, y más afín con los desarrollos de la Psicología del Ego realizados, tras la muerte de Freud, por psicólogos como Anna Freud y Erik Erikson. Conceptualmente, Parsons está más cerca de Karen Horney y de Harry Stack Sullivan que de Freud. Parsons utiliza mucha terminología freudiana, pero la ubica en un contexto significativo diferente del que Freud utilizaba.

El objetivo original de Parsons era, como ya vimos, la formulación de una "teoría general de la sociedad". Luego de su adscripción al Funcionalismo, y en un lapso de diez años, Parsons planteó dos intentos de formulación de su teoría, diferentes pero al mismo tiempo muy relacionados entre sí. Su primera formulación parte del individuo, del "actor individual", ubicado en una situación concreta e interactuando con los elementos que la integran. Su libro "Toward a General Theory of Action" (1951) fue fruto de este primer planteo, que resultó poco satisfactorio para la crítica especializada y hasta para él mismo. En esta obra se perciben claramente los condicionantes, sobre el intento de labor científica, de los trasfondos cosmovisionales e ideológicos de la cultura y del ambiente social en el que opera un investigador.

Al definirla como "clasificación diferencial de los individuos. Según valores importantes", Parsons parece suponer que es siempre la posesión por los individuos de determinados valores socialmente estimados lo que los ubica en determinadas posiciones en la estratificación social. Descuida, a nuestro criterio, el rol de las organizaciones intermedias de la sociedad, desde la familia hasta diversos grupos, partidos y corporaciones, que pueden llegar a tener poder suficiente como para ubicar a sus integrantes en determinadas posiciones sociales aunque individualmente no posean los valores correspondientes, e incluso sin que posean ningún valor relevante. En la óptica de Parsons, la estratificación social es consecuencia directa de la acción social y al mismo tiempo, su medio de manifestación. Dice Parsons que la división del trabajo social produce una diversificación de actividades; no todas son juzgadas igualmente importantes: en función de su sistema de valores, cada sociedad determina para sí una jerarquía de actividades. Nuevamente aquí encontramos algo que señalar: esto puede haber sido correcto en antiguos tiempos, de relativo aislamiento de las comunidades sociales, pero en la medida en que se intensifica la interacción internacional, se incrementa el rol del "efecto-demostración" de unas sociedades sobre otras; y también el de la "influencia" de las sociedades más poderosas sobre las más débiles, por las interacciones asimétricas que se establecen, hasta llegar a los extremos de la aculturación y la dependencia cultural.

Según Parsons, los criterios de evaluación que conducen en definitiva a una determinada estratificación social, se basan en tres elementos: las cualidades, las realizaciones y lo adquirido: - las cualidades son posesiones personales de cada individuo, que están ubicadas fuera de toda circunstancia especial externa (por ejemplo, inteligencia, nobleza, talento, etc.); - las realizaciones son producto de la actividad del individuo en relación con los demás (por ejemplo, el prestigio, el ascendiente, etc.); - lo adquirido es la posesión de objetos o bienes (como la fortuna material, las propiedades, etc.) o de certificaciones de talentos o aptitudes (diplomas, reconocimientos, premios). Estos criterios de evaluación se aplican según las indicaciones del sistema de valores de cada sociedad. Parsons sostiene que dicho sistema está integrado por cuatro tipos de valores, todos necesarios para el buen funcionamiento de la sociedad, aunque cada sociedad arma su propio esquema de prioridades para estos valores: 1) Universalismo: Se trata de la capacidad de adaptación, que corresponde a la necesidad de toda sociedad de ajustarse a sus condiciones objetivas de existencia. Se relaciona con la racionalidad (en sentido weberiano) y con la eficiencia técnica, o sea con el uso de medios adecuados para alcanzar determinados fines, a costos adecuados.

LA ESTRUCTURACION DE LA EDUCACION

Creo que desde pequeños nos enseñan que existe un cierto futuro como, por ejemplo, cuando nuestros padres nos dicen: ¿qué vas a ser cuando grande? Y no lo tenemos muy claro. Los niños de hoy viven una infancia frustrada, desde pequeños están sometidos a las estructuras del sistema sobre todo en estos tiempos. Nos enseñan a competir desde chicos, mientras que el Estado se encuentra preocupado de las infraestructuras educacionales, no de los contenidos de la formación de un individuo. De hecho, la sala de clase es un mar de mesas y sillas, además muy fríos. Estos factores influyen en la formación de un niño. Asimismo, el factor ambiental es muy importante en la educación. Hoy los colegios no se encuentran lo suficientemente equipados para una buena formación, un elemento tan básico como una mini biblioteca en la sala de clases es de vital importancia en la formación de un niño. Sin embargo, los profesores en los colegios municipalizados guardan los textos de estudios y, además, no dejan que los niños los rayen. Es importante que tomemos en cuenta que la formación de un individuo tiene relación con su entorno. Las infraestructuras no son parte de la formación, sino tan sólo apariencias que ocultan una realidad.

La compleja relación planteada entre trabajo, educación y juventud se inscribe como uno de los temas axiales dentro del actual debate político y educativo tanto en Argentina como en los demás países de la región y del mundo, ya que el mismo se ha consolidado como uno de los desafíos cruciales para las sociedades actuales, en el cual se vincula y sintetiza las nuevas exigencias y perfiles en como se deben de organizar y readaptar el mundo del trabajo, el mundo educativo y las nuevas generaciones y sus estilos de producción y reproducción histórica y social. Habida cuenta de los diversos estudios educativos, laborales y económicos realizados al respecto es a superable en primera instancia que las causas, consecuencias y dinámicas de la ruptura planteada entre estos tres factores (trabajo, educación y juventud), exponen por una lado la notable limitación de la efectividad de las políticas educativas como promotoras de ascensos y progresos dentro de la estructura social, es decir, la credencial educativa ya no asegura mejores disposiciones o trayectorias sociales para las personas que hayan tenido acceso a la misma.

domingo, 15 de marzo de 2009

EMILIO DURKHEIM

Épinal, 1858 - París, 1917) Sociólogo y antropólogo francés. En 1879 Émile Durkheim ingresó en la Escuela Normal Superior de París, y se licenció en filosofía en 1882. Terminados sus estudios en la Normal se dedicó plenamente a la sociología.
Durante el curso 1885-1886 se trasladó a Alemania, desde donde envió a revistas francesas artículos sobre filosofía y ciencias positivas, colaboraciones gracias a las cuales fue nombrado profesor encargo.

En 1896 se le otorgó la cátedra y fundó la revista L'anée sociologique. En 1902 fue nombrado profesor de la cátedra hadado de la asignatura de ciencia social y pedagogía de la universidad de Burdeos (1887). de ciencias de la educación de la facultad de letras de París, enseñanza que simultaneó con la sociología hasta su muerte.

La primera obra importante de Durkheim es su tesis doctoral, De la división du travail social (1893). En 1895 publicó su segunda obra fundamental que constituye un verdadero breviario de sociología.